La verdad que este barrio no me dio muchas ganas de caminar. Puros edificios de vivienda, se me hace parecido a donde vivo en Bogotá, que sigue estando dentro de la ciudad, pero muy residencial. Seguramente debe ser un buen vividero como mi barrio, pero no muy interesante para el turista. Aparte que el otoño está cada vez más metido y estaba que lloviznaba todo el tiempo.
Me metí un rato a un Corte Inglés para esperar a Diana, pero no me lo aguanté. No soy mucho de vitriniar y solo quería sentarme, pero no vi sillas en el almacén. Aparte me pareció muy atiborrado de cosas. Muy parecido a un Falabella, pero mucho más grande. A estos almacenes me gusta entrar cuando estoy buscando algo.
Finalmente Diana salió de la oficina y fuimos a almorzar. Ella se pidió una pasta bastante rara, aunque rica. Eran unos espaguetis negros, con unos gusanitos de mar. Cuando llegó el plato me daba risa que los meseros no eran capaces de describir los gusanitos, decían "es un marisco alargado". La descripción más precisa sería, es un gusanito de mar. A pesar de lo raro del aspecto, si estaba rico.
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Plato de espaguetis negros |
En la noche volvimos a salir, esta vez fuimos a un restaurante en un a calle cercana a la plaza mayor y al mercado de San Miguel. En este momento volví a ver harta gente en el metro, mucha gente saliendo al plan del sábado por la noche. Llegamos por la puerta del sol y todo estaba lleno de gente.
El restaurante se llama Viejo Madrid, esta ubicado en una calle llena de restaurantes y de bares. Esta noche nos dimos gusto comiendo platos españoles. Estábamos con una amiga del trabajo de Diana y entre los tres nos comimos 5 platos. Al final salimos casi rodando, pero todo estuvo muy rico.
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